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domingo, 17 de noviembre de 2019

¿Por qué no he corrido un Ultra?

Muchas veces he pensado en este tema y escribir sobre ello, y supongo que algunos se habrán preguntado alguna vez (o quizá nunca) el por qué no he participado en carreras de ultra distancia.

Bueno, razones tengo varias, y tengo que aceptar que desde hace tiempo tenía ganas de escribir sobre esto. No hay mucho qué decir, pero la inquietud por hacerlo quedará desahogada aquí:




─Ya recorrí muchos lugares de campo cuando niño:

Los ultra maratones que se corren en nuestra región, a decir verdad, me atraen muy poco por su tipo de terreno, altimetría y escasa flora que hay.  Yo soy más de bosques un tanto densos, pero con rutas donde se pueda correr más y andar (caminar) menos, pues los senderos muy estrechos tendrán su reto, pero prefiero espacio para mayor movimiento, para velocidad, para rebasar si acaso quiero hacerlo, e inclusive para escapar de un animal que me persiga... ya sé, exageré, pero todo puede suceder.  
Y bueno, como soy originario de Sinaloa, cuando chico, mi papá nos llevaba de excursión y por horas íbamos muy lejos, sobre cerros, valles y bosques maravillosos. Cruzábamos arroyos y ríos de ida y vuelta... pero eso no existe acá, lo cual me motiva muy poco.

─No tengo nada qué demostrarme en recorrer distancias largas:

Porque siendo realista, los ultra runners siempre querrán demostrarse (y demostrarles a sus amigos para impresionar) que pueden llegar cada vez más lejos, por eso 80 km no bastarán, luego irán por 100, luego por números mayores y en millas, hasta establecer una distancia tan grande que los aleje de sus amigos y de sus rivales. Considero que de quererlo hacer, yo también podría... pero no.

─Exceso de sudor y calambres:   

No quiero que se me caigan las uñas de los pies... no quiero que mi nervio ciático duela sin piedad desde el km 20... no quiero lesionarme una rodilla o de otra parte del cuerpo y dejar de correr por meses. Por eso, recordar el por qué comencé a correr me ayuda:  Por salud y por bajar de peso, y después por mantenerme en forma.

Además en mi caso, sudo en exceso... sí, aunque coma plátanos y beba sueros por varios días antes, me llegan los calambres en maratones (casi siempre), porque en el sudor pierde uno los electrolitos y por ende el cuerpo se va debilitando. Cuando correr deja de ser disfrutable para mí, pierdo el interés por seguir... lo bueno es que me pasa cuando ya falta poco por terminar los 42 km. y a veces nunca, pues depende del maratón ya que unos son grandiosos y otros... de apoyo casi nulo. Así lo dejo.


─Mi distancia favorita es el Maratón:

Mi distancia favorita para velocidad es el medio maratón, ya que me permite seguir corriendo a un buen ritmo de principio a fin. Sin embargo, el maratón es "mi gran reto favorito" y la distancia mayor que corro. La distancia con la que se cierra los Juegos Olímpicos cada cuatro años es... el maratón. En dichos Juegos la única ultra distancia que existe es la competencia de marcha en 50 km.  Por eso mi orgullo es ser maratonista, y siento que me llena de grandes emociones y satisfacciones y que no necesito más.

─Me gusta llegar pronto a la meta o lugar objetivo: 

Que un reto de esfuerzo físico me lleve tantas horas me llega a desesperar. Por eso me gusta cruzar la meta lo más rápido posible. No por eso soy velocista o un atleta veloz... pero la lucha le hago con lo que hay y con lo que la edad me permite. Eso sí, entreno seguido para mejorar la resistencia de velocidad. 

─Me gusta más correr que recorrer:

Tal como se lee y suena, pues adicional al tiempo que conlleva concluir una ultra distancia, sé que se recorre lentamente y con varias "paradas" para llenar de combustible el organismo y poder continuar; por lo cual hay que correr por ratos, alternar con caminatas (hacer senderismo y caminata recreativa) para sumar kilómetros y así recorrer toda la distancia. Y no les resto mérito a quienes lo hacen, pues sin duda no muchos consiguen esto, y gran esfuerzo les ha de costar. Mas no es lo que me atrae... ya que a mí me sigue gustando más correr que recorrer.

Ya sé, me dirán que tengo que vivirlo... y quizá algún día, si el lugar y la ruta son inspiradores y me llenan el ojo y logre emocionarme como para sufrirle un buen rato. ¡Sé que será grandioso!




miércoles, 4 de septiembre de 2019

OJOS DE CABRA, libro de José Héctor Buelna




Esta historia comienza en el año 1980, en la víspera de una fiesta de quinceañera. Acontece en una zona rural de Sinaloa, apartada de las luces de la ciudad.

Antonio Robles (Toño) un chico de diez años, cree haber visto a un ser sobrenatural mientras su tío hurta una cabra.  Aunque se ve obligado a callar lo que ha atestiguado, para él es el inicio de una pesadilla.

Toño es fanático de las historietas de Kalimán. Además, acostumbra a leer todo lo que tenga al alcance de sus manos. Su inquietud e imaginación lo llevan a sospechar que también le están sucediendo cosas "anormales" a sus hermanos. Asimismo, decide descubrir los secretos de ellos leyendo sus diarios. Pero las sorpresas que le aguardan serán mayores de lo que él supone.

Un día, él junto a su hermano Leo, entran al llamado: "Almacén tenebroso". En ese lugar lúgubre y abandonado descubrirá que una forma humanoide que supone pintada en una de sus oscuras paredes, no es realmente una pintura.




Para revertir el mal que cree cernirse sobre él, se propone realizar "un buen acto". El objetivo es sumamente complicado: reunir a sus abuelos paternos, quienes tienen mucho tiempo separados y siempre hablan pestes el uno del otro.

Antonio, pronto aceptará que para llevar a cabo su investigación clandestina requerirá de dos aliados.
Juntos indagarán en lugares oscuros y prohibidos, y así atravesarán una aventura emocional, plagada de momentos de camaradería y ocurrencias propias de la edad.

Libro: OJOS DE CABRA

Páginas: 247

Género:  Aventura y Suspense principalmente. Aunque también está presente el drama familiar, el romance poético y el terror psicológico.

Te invito a echarle un vistazo a sus tres primeros capítulos, en el siguiente enlace de Amazon. Tan sólo tienes que dar clic en la imagen de la portada un par de veces y te llevará al texto.

https://www.amazon.com.mx/OJOS-CABRA-H%C3%A9ctor-Buelna-Mart%C3%ADnez-ebook/dp/B07X61B14Y/ref=sr_1_1?__mk_es_MX=%C3%85M%C3%85%C5%BD%C3%95%C3%91&keywords=ojos+de+cabra&qid=1567518503&s=gateway&sr=8-1


¡Gracias por tu visita!

miércoles, 10 de julio de 2019

Corriendo en un Vórtice de energía

¿Has oído hablar alguna vez de un vórtice de energía positiva? Tal vez hemos pasado entre ellos y no lo sabemos... pero, esperen, ¿qué es éso? ¿A poco existen los vórtices de energía? 
Al parecer he dado con uno, al que hasta hace poco le llamaba "círculo mágico" por la sorpresa de los resultados obtenidos dentro del mismo.

Todo corredor experimentado sin duda ha estado en muchísimos lugares diferentes, desarrollando esta actividad física que tanto nos gusta. Lugares lejanos, con todo tipo de terreno, y lugares cercanos, cuando simplemente salimos de casa después de ponernos los tenis (zapatillas) y comentar: 

"Al ratito vuelvo, que voy por unos cuántos kilómetros", y acude uno a los lugares favoritos que no nos queden muy lejos, y que al no tener un parque cerca, pues agarramos las calles que nos parecen más accesibles y menos tediosas.



Lo cierto es que hay zonas donde no nos sentimos a gusto, o como que nos desagrada algo del lugar y mejor nos alejamos o no volvemos o le sacamos la vuelta. Otros, por lo contrario, nos llaman, nos hacen sentir muy bien y regresamos en cada oportunidad.

También es cierto que correr en un "cachito" de espacio no es para nada atractivo. Yo mismo suelo buscar siempre nuevos lugares abiertos y de ser posible lejanos, para reanimarme y llenarme de esa sensación de "poder", de logro, y sobre todo de esa libertad que revitaliza el cuerpo y el espíritu.

Sin embargo, hace meses, al estar corriendo para terminar una carrera-entrenamiento de 4 kms me metí a un pequeño estacionamiento de una mini plaza comercial, y que al trotar en su contorno se hace una especie de círculo (sí, como una pizza que viene dentro de una caja cuadrada), comencé a notar ciertas rarezas que nunca, en mis 16 años de corredor constante que tengo, había visto ni sentido. Resultó que a pesar del ritmo fuerte que llevaba y el cansancio, pude acelerar más con menos esfuerzo... a menos que se ponga loco el Gps o la App cada vez que entro a correr ahí.

Para no hacer el cuento muy largo, enlistaré lo que he percibido al correr en ese espacio, y aclaro que no entro a trotar lento ahí, sino siempre a ritmo fuerte de carrera.  Ok, va:

─Sostenimiento del ritmo fuerte con menos cansancio aparente.

─Aceleración del ritmo de carrera casi sin proponérmelo o apretando un poco el paso a conciencia.

─Advertir en la pantalla del celular que cada kilómetro sale si no igual, un poco más rápido que el anterior.

─Ganas de seguir dando vueltas en el mismo sitio, quizás motivado, al ver los resultados.

─La sensación de dar más con mucho menos esfuerzo que el ordinario, es decir el  esfuerzo usado en otras calles o rutas habituales.



Como no soy experto en este tema, quizás no me haya expresado lo suficientemente claro. Lo que sí, es que tras consultarlo con tres personas de confianza, dos de ellas me dijeron lo que yo ya sospechaba, que se trata de un Vórtice de energía positiva escalonada, término que usó la señora mayor con quien hablé del tema por última vez, y cabe mencionar que ella se distingue por ser muy sensitiva y espiritual; mencionó ella que al envolverme con esta energía es que consigo buenos resultados y con menos desgaste o esfuerzo.

No hago toda una carrera ahí, qué aburrido dar vueltas en el mismo lugarcito de 110 metros, ¿no?, pero sí que termino mis últimos kilómetros dentro de ese estacionamiento, girando y girando como en un remolino.

Mis marcas recientes que mencioné en la entrada anterior hace una semana, en realidad las conseguí en parte por correr aquí, dentro de este círculo mágico: 

5K en 18:53... antes de éso andaba en 19:30 aprox.
10K en 41:01...  semanas antes hacía 42:30 aprox.
y 16 kms en  1:08:45....  De 1:11 horas no bajaba.

Bueno, quizás todo sea resultado de fuertes y variados entrenamientos que he realizado en el último semestre, quizás es un efecto de la física que desconozco, basta recordar que las pistas de carrera son unos óvalos de apenas 400 metros, o tal vez... cabe la posibilidad que en verdad existe un vórtice de energía positiva dentro de ese pequeño espacio en el estacionamiento de esa placita. 

Lástima que cuando corra el medio maratón de Tijuana dentro de pocos días, dicho vórtice no me seguirá en el trayecto... Oh!, bueno, me llenaré un poco de la energía de ese lugar unos días antes para ver si me la puedo llevar conmigo el domingo 21 para ver si por fin le bajo a mi 1:37 horas de Medio maratón, pues bajar de ahí se me ha complicado en los últimos tres años.

¡Sigue corriendo... con moderación, y por salud! 




martes, 2 de julio de 2019

Nuevos Desafíos




Tener desafíos nuevos es una característica intrínseca en la mayoría de los corredores, si no es que en todos. Por ejemplo, en mi caso, este año me dio por hacer carreritas de tres mil metros, y siempre buscando bajar los tiempos; después me enfoqué en el Reto Kipchoge, el cual consiste en correr un solo kilómetro a toda velocidad, tratando de acercarme poco a poco a la marca de 2:51 minutos, pero lo he dejado un poco de lado, mas lo retomaré en este mes. 

     Lo importante es no dejar de lado los entrenamientos de siempre, los cuales procuro sean siempre muy variados, o inclusive me invento nuevos para sacar a mis piernas de su zona de confort. Combino, entonces, rutas en cerro, repeticiones de velocidad al menos dos veces por mes, carreras fartlek (juegos de velocidad), distancias largas en fines de semana a paso más lento, y, de vez en cuando me meto a alguna carrera o me invento mis propias carreras, y ésto último lo hago una vez por semana, ya sea de 5, 10, 15 o más kilómetros.

     Una cosa llevó a la otra o las conecté; el caso es que mis retos y mis carreras propias se fusionaron de alguna manera y casi sin proponérmelo he regresado poco a poco a mis mejores marcas personales... no, aún no las alcanzo, pero les ando ya muy cerca.

     Parte de mis resultados se han dado con un "extraño fenómeno" por llamarlo de alguna manera, aunque sin duda debe tener una explicación científica, pero por el momento me gusta la idea de llamarla: "mágica" o "el círculo de mágico de carrera", de cual les platicaré en mi próxima entrada, muy pronto.

     Por el momento, sólo quisiera agregar que, los nuevos retos a superar este año son:

1 Milla en 5:00 minutos

5 kms, en menos de 18:53'   (los hice hace unos 10 días).

10 kms en menos de 41:01 minutos  (también resultado reciente).

10 millas o 16 kms en 1:06 horas

Medio maratón en... 
Aquí ya se me complica mucho más, pues deseo lograrlo en menos de 1:32 horas dentro de pocos meses, y antes de que concluya el 2019 espero romper al fin la barrera de la 1:30 horas.

No tengo en puerta ningún maratón por correr, pero si se lograron los anteriores, es muy posible que baje algunos minutos mi marca personal de esta distancia... Maratón Pacífico, ah, me encantaría!


¡Gracias por tu visita!

viernes, 10 de mayo de 2019

Reto Kipchoge, Reporte 1


Ah, ya sé, no he escrito sobre mis últimas carreras, que son pocas pero nunca dejaba de ponerlas aquí fueran cuales fueran. Hoy quiero hablar de mi Reto Kipchoge... Ok, de pasadita mencionaré esa carreras:

Entré al Medio Maratón de Ensenada conocido como Running Motion, al cual fui sintiéndome mal de mi ciática, es que... este condenado mal va y viene, y debo cuidarme más. 
Bueno, lo corrí porque el hotel ya no se pudo cancelar, y ahí voy... Yo que había entrenado supuestamente bien, y quería hacer algo como 1:35 horas, apenas hice 1:40 porque no me sentí bien tampoco de energía; pero bueno... tan desganado quedé que para el medio maratón oficial de Ensenada ya ni me entusiasmé en participar.

Hice un poco de cuestas en cerro, antes del Reto, el pasado 30 de abril.


El primero de mayo corrí una carrera de 4 kms, que parte de la plaza Gran Florido. No tenía más que una hora de haberme levantado de la cama, y dicha carrera comenzó a las 7:30 a.m. Lo cual no es recomendable, pues la oxigenación del cuerpo aún no es la adecuada.

Me sentí bien en la segunda mitad del recorrido, pues era de bajada y mi ritmo fue debajo de 4 minutos... Prometo regresar a este texto y poner el nombre de la carrera. 


El 5 de mayo entré a la Carrera Mutualista, una de las pocas que son tradicionales en Tijuana y que sobreviven después de 40 años de estarse realizando con éxito.

Nos cambiaron la ruta y éso no me gustó mucho, no por la mega cuesta que se sube por la Colonia independencia, sino porque el circuito de 5 kms de repite para, de ese modo completar los 10 kms.

Quiere decir que si mi marca en esa carrera era de 42 minutos, ni de chiste la iba a repetir teniendo ahora esa desafiante ruta rompe ritmos... Supongo que quisieron ahorrarse las molestias de cerrar calles por Zona Río.


Con Don Alonso Rubio, un amigo de hace tiempo, uno de los culpables de que me volviera maratonista.
Aquí en la carrera de 4K del 1o de Mayo.


Ya, ahora sí... Mi Reto Kipchoge no me lo inventé, sino que le doy crédito a dos españoles (que no recuerdo sus nombres ni quién fue el primero en hacerlo), pues les estoy imitando el esfuerzo por tratar de acercarse al paso de 2 minutos y 51 segundos para recorrer un solo kilómetro.

Como es bien sabido, el keniata Eliud Kipchoge ha ganado once de sus doce maratones, y la única vez que no ganó (Berlín 2013) quedó en segundo lugar. Además es el actual campeón olímpico en maratón, y por si fuera poco, ostenta el título del actual récord del mundo en esta distancia con 2:01:39 horas.  ¡Impresionante el hombre!

Precisamente, y basado en su ritmo promedio al correr su récord de maratón, da como media 2:51' minutos por kilómetro, lo cual es una barbaridad de ritmo; pero...
¿Cuántos humanos son capaces de correr a este paso, al menos un medio maratón? Pocos mortales, indudablemente.
¿Y, cuántos de los corredores amateurs como yo, que dificilmente corremos un 5k en 19:30 minutos podemos aguantar al menos un solo kilómetro en ese ritmazo de 2:51?  Ése, justamente ése es mi reto.

Como antecedente tengo una marca 1 km de hace unos cinco años, la cual hice en 3:02' minutos, la cual hoy en día veo algo lejos, pero si pude hacerla antes, creo que puedo otra vez.

¿Cuántos intentos llevo?  Dos... no, miento, llevo 4, dos veces he salido a intentarlo dos veces, ¿me explico?
El primero me acerca y me ayuda a soltar bien las piernas y a encontrar la aceleración de mis órganos, el corazón y el ajetreo pulmonar y circulación sanguínea, etc.

Admito que hago un poco de trampa al correr algo cuesta abajo mayormente en la ruta.


Resultado del Primer Intento:

Día 30 de abril:  El primero en 3:33' minutos y el segundo en 3:26'; en ambos casos hubo autos que me hicieron disminuir el paso, pues lo hago en calles al no tener una pista cerca.

Segundo Intento:

7 de mayo:  Igual, dos intentos después de calentar (obviamente), y como suele suceder, el primer intento suelta las piernas y deja el cuerpo como listo para mejorar en el segundo.

3:28' en el primero y  3:24' en el segundo intento... Por consiguiente, sigo lejooooosss del 2:51' de Kipchoge.  Estoy a 33 segundos, zaz! No es imposible... y quizá de estarlo intentando luego me vuelva más veloz en carreras de 5 kms.

No obstante, este chico confía en superar esas marcas en cada intento, y ya me veo haciéndolas debajo de 3:20' minutos.

¿Y tú, en cuánto tiempo te recorres un solo kilómetro?

¡Gracias por la visita y lectura!



miércoles, 23 de enero de 2019

Maratón de Carlsbad 2019


Era el kilómetro 16 y mis rodillas me estaban traicionando. En varios entrenamientos largos me habían dolido, pero en este maratón esperaba que sucediera tarde, después de la mitad del recorrido, así que pensé "ya valió", ésto me va a costar un chingo, pero aunque se acrecente el malestar voy a continuar porque...

Oh! Pero tanto tiempo sin correr un maratón y yo con dolencias nuevas, ¿y contando las cosas desde el km 16?  Va, pues, desde el comienzo:

Ok. Después de dos años y tres meses correría por fin otro maratón, ya había descansado suficiente y, aunque hubiera querido volver al país Maratonia desde hace un año, la lesión del espolón me dejó fuera de circulación por al menos seis meses, o más, pues perdí condición y gané 6 kilitos extras.
  




Estuve por meses totalmente decidido a correr el de Culiacán, pero dos semanas antes optamos mejor por el de Carlsbad en San Diego, aunque me sigo quedando con las ganas de correr el de mi ciudad natal. 

Pues bien, los entrenamientos fueron pocos pero traté de al menos hacer los de calidad a falta de cantidad. Admito que no entré a este maratón con una seguridad plena en cuanto a la preparación física (pero al menos la suficiente) ya que entrené como máximo kilometraje semanal tan sólo 63 kilómetros, cuando siempre acumulaba entre 70, 80 y hasta 90 kms semanales. 

En breve:
La Expo del sábado fue genial, que al no ser un maratón multitudinario, no había tanta gente y se podía caminar y apreciar todo a gusto, con calma. De inmediato nos dieron el dorsal (número) y poco después la camiseta y chaqueta deportiva, ambas de manga larga, ¡a todo dar para entrenar en invierno!

Expuesto lo anterior, así amaneció el día 20 de enero del presente 2019, en Carlsbad:

Me dejó Lucy (Drop off) lo más cerca posible, pero... hacía un frío "algo interesante", de unos 11 grados celsius. Oscuridad casi total de no ser por las tenues luces de algunas casas tras los árboles.  Sólo había un policía cuidando que nadie pasara. Caminé la avenida (Monroe) cuesta abajo y parecía que estaba en otro mundo (al menos a uno muy diferente al de Tijuana) con esas murallas de árboles en ambos costados de la avenida. Casi cerraban el cielo encima de mí. Me reí de mí mismo al imaginar que algún ser sobrenatural podría salir en cualquier momento tras un crujir de hojarascas. Sin temor, no apuré mis pasos. Admiré toda aquella novedad, el aroma de esos eucaliptos gigantes y... pronto se rompió la magia, pues pasaron dos autos que el policía dejó pasar, quizás eran parte del staff de la carrera. Troté de una vez pues el maratón arrancaría a las 6:15 y había que entrar en calor.

Arrancamos a las 6:17 a.m. ya con un cielo que comenzaba a clarear un poco sobre nosotros, los casi mil corredores. Los de Medio maratón saldrían media hora después.
Esta vez sin Garmin. Ahora llevaba mi celular para tomarme tiempo, ritmo y distancia con la aplicación Strava, para la cual me valí de trucos para que me alcanzara la carga por casi cuatro horas, pero para no ahondar en este tema, solo diré que desactivé absolutamente todas las notificaciones y que vería mi progreso en la pantalla solamente cada dos millas o un estimado de dos kilómetros. Lo único en contra sería, que no me enteraría cuando iba a aflojar el paso al no ver mi ritmo constantemente, como suelo hacerlo.

Locos corredores a oscuras, al menos durante la primera milla, como desfile de sonámbulos, calladitos, donde únicamente se dejaban oír los jadeos de respiraciones agitadas y el clap clap de centenares de suelas dándole duro al pavimento. A nuestro costado derecho una laguna llamada Buena Vista, que parecía un manglar donde algún cocodrilo podría asomarse en cualquier momento, atraído por aquella procesión de piernas al aire.

Apenas dos millas y ya subíamos, a sabiendas de que nos esperaban algunas cuestas frente al mar. Muy concurrida y hermosa esa zona del bulevar principal también llamado Carlsbad. Una línea recta y larga de ese bulevar nos invitaba a continuar. 
Nunca supe en que momento se me había quitado el escaso frío que tuve, pero sí que ya sudaba un poco de la frente. De cuando en cuando le echaba un vistazo rápido a mi crono y me sentía satisfecho por andar en 5:12 minutos en promedio por Km. y me sentía muy bien, como para durar así buen rato más.


Luego el mar... ese frescor, ese aire marino me ayudaría a oxigenarme más, le sacaría provecho para llevar ese oxígeno a todos los músculos del cuerpo, aspirándolo profundamente a conciencia, para retrasar la fatiga en la medida posible. Y, el paisaje... ese bonus inspirador. Por si fuera poco el clima estaba de nuestro lado, a una temperatura que seguramente no superaba los 13 centígrados, y el cielo semi nublado, de modo que tampoco nos tocaba una gran asoleada.

Hubo grandes cuestas, largas, que habría que bajar y subir, toparse con otras semejantes y hacer lo mismo y luego regresarnos por el carril contrario y volver a subir-bajar-subir, etc. Recordé que algunos dicen que las cuestas dinamitan las piernas cuando hay muchas en una carrera, pues ni modo, no había de otra que enfrentarlas.

Y sí, en el kilómetro 16 mis rodillas me dolían ya, sin embargo, pensé: 
Aunque se acrecente el malestar voy a continuar porque no seré yo el que se detenga o abandone, mucho menos habiendo llegado hasta acá cargado de ilusiones y entusiasmo por recorrer otro maratón.

El medio maratón, al revisar, me salió en casi 1:50 horas, segundos menos, pero mejor redondeo y que sea 1:50 horas. Veía difícil terminar el maratón en menos de 3:50 horas, pero haría el intento.

Por varios kilómetros tuve enfrente de mí al pacer de 3:45', a él y a sus seguidores, un grupito como de 15 runners (grupo que se fue desmoronando conforme se avanzaba); pues los seguí, aunque al revisar mi ritmo, me daba cuenta que íbamos como para llegar en 3:40 horas, así que imaginé que el pacer llevaba un colchoncito de tiempo por si se complicaban las cosas en las últimas millas. De cualquier modo me convenía aguantarles el paso lo más que pudiera y en una de esas lo conseguía, llegar al menos en 3:45'.




¿Recuerdan el sube y baja de las cuestas prolongadas? Pues había que repetirlas otra vez, casi todas, como en un circuito. No me desanimó eso... Ya no me dolían las rodillas, mágicamente ya no... Algo bueno estaba pasando. ¿Mentalmente bloqueé las dolencias físicas? Es posible, pero creo que en verdad me ayudó bastante el controlar mi respiración, en aspirar la brisa del mar, sus iones negativos, relajándome, y el sol, ese solecito que al quedar libre de nubes también me irradió parte de su energía.

No quería perder el paso, no deseaba aflojar, y si lo hacía un poco era porque de plano las cuestas eran muy largas. Eché mano de los mejores consejos que buenos amigos corredores me han dado para aplicarlos en momentos clave o cruciales del recorrido, de hecho llegué a imaginármelos a algunos corriendo junto a mí, pidiéndome que no disminuyera el paso y que hiciera tal o cual cosa, o que no la hiciera. Hasta la técnica para subir me sirvió, pues no me cansaba... Algo estaba haciendo bien.

No llevé geles por primera vez a un maratón, pero llegó el momento en que acepté los que nos ofrecían los entusiastas voluntarios. Se supone que uno no debe ingerir nada nuevo que no se haya probado con anterioridad en los entrenamientos, pero yo le entré a esa marca nueva para mí, los SIS (Science in Sport), y para mi sorpresa, su sabor y forma casi líquida era mucho más fácil de consumirse que cualquier otro que conocía. Sin duda me ayudaron con su aporte de electrolitos.



Por fin, al faltarnos unos 10 kms ya volvíamos, es decir, ya de regreso a la Finish Line, a la meta. Yo, sorprendido de que mis principales "enemigos", los calambres, no llegaban, y desechaba de inmediato ese pensamiento para no invocarlos.

Era curioso que la gente que vi caminando eran los corredores de medio maratón y en ningún momento a los de maratón, vaya, ni siquiera yo paré (como en algunas veces lo hice). Revisaba mi pantallita del celular, y mi sonrisa salía a flote, puesto que el tiempo era bueno, mi ritmo por kilómetro ya era de 5:18', pero ese había sido mi objetivo desde el principio, algo debajo de 5:20' por km, y al parecer llegaría a la meta en 3:45 horas, y si lograba acelerar un poco, pudiera ser que en menos.

Mi intención era que el último 5 mil, fuese el más rápido de todos, cerrar fuerte, es decir: desde el kilómetro 37 hasta cruzar la meta, perooooo... Mi mayor temor estaba ahí latente, queriendo salir, manifestarse; sentí en el km.39 esos "conatos" de calambre, amenazando con echarme a perder la fiesta.  Deseaba terminar ese 5 mil entre 24 y 25 minutos, pero, ah no, aceleraba y esas molestias se revolvían alrededor de mis pantorrillas, así que desaceleraba mis pasos; de todos modos parecía que lo iba a lograr, no importaba que no me acercara ya a mi marca personal (ya hubiera sido mucha belleza). Mas luego una bajada interesante enfrente... Me dejé llevar. Aumenté el ritmo un poco, y de nuevo la amenaza de calambre. Entonces pensé en no acelerar más. Oh! Otra cuestita y quedará ya una milla para llegar (1609 metros). Decidí que doliera o no, me iría con todo (lo que quedaba, mejor dicho) en los 500 metros finales.


Fotos 4, 5 y 6 tomadas por Lucy Domínguez.

Entonces pude hacerlo, e incluso iba rebasando a corredores sin proponérmelo. No permití a los calambres que llegasen y por esta vez los vencí... Crucé la meta súper contento.

¡Gracias, Universo, naturaleza, y gente maravillosa de Carlsbad!  Fue un gran reto, más complicado de lo que pensé que sería, pero, estaba que no cabía de la sorpresa:  3:43:28 horas. ¡Lo había conseguido!  Mi lugar de llegada: el 166 de 986 inscritos.

Por primera vez mi ritmo fue casi parejo en todo el recorrido de un maratón, de modo que la primera mitad la hice en 1:50 horas y la segunda en 1:53:30 horas, apenas con tres minutos y medio de diferencia. Esa fue una satisfacción extra.



Y aunque no me agradan mucho las medallas cuadradas, a ésta la encontré realmente hermosa, y tras cruzar la meta, la llevé hacia mi pecho, luego admiré sus brillantes colores, sus olas, su mar, que se hacen referencia al panorama visto, que se quedará de recuerdo también en mi memoria.

¡Gracias por tu amable lectura!

Sigamos corriendo. Qué no te digan que no puedes!








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