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lunes, 7 de septiembre de 2015

Primer Maratón del Puerto de Ensenada 2015



Me animé a correr el primer Maratón del Puerto de Ensenada, ya que me gusta correr por lo menos tres maratones al año, y que éste fuera el primero de Ensenada, me parecía muy atractiva la razón. 

Ensenada, B.C.  6 de septiembre de 2015.

El señor sol, ya alto a las 7 de la mañana, y el poco fresco que había estaba por dispersarse pronto, en cuestión de minutos. 

Salimos unos 350 corredores frente a la Plaza Cívica a la Patria, mismo lugar donde nos esperaría la meta. Unos cuantos lo harían en relevos de cuatro (cada 10 kilómetros) así que sin querer los que iban por diez kms de relevo jalaron al resto, de modo que comenzamos muy rápido. Al darme cuenta de que mi paso se acercaba al de 10k bajé el ritmo. Había que tener calma y respetar el plan de carrera... así que dejé pasar a varios corredores, recordé que cada quien se debe enfocar en su propia carrera.

Nos fuimos hacia el lado sur de la ciudad, por sus calles onduladas, en un sube y baja constante. Al cumplir los 5 kms retornamos en sentido contrario, ahora rumbo al centro de la ciudad, subiendo poco a poco. 
El calor comenzaba a sentirse, y es que corriendo se resiente mucho más. Yo llevaba un suero de medio litro, pero no me duró mucho tiempo. De hecho en los maratones solo lo tomo a partir del km 28 o 30, pero corrí confiado en que nos darían más adelante al menos una bebida isotónica.





Sube y sigue subiendo

El primer gel lo comencé a tomar desde el kilómetro diez, aunque solo la mitad, pero lamentablemente esa mitad que dejé se me cayó en el camino, estaba en el  km. 16, volteé a ver la calle y lo vi en el suelo, pero no quise regresarme veinte metros por él, ni sacrificar el buen paso que llevaba, pero lo hubiera hecho si supiera lo que me esperaba...

Entre vuelta y vuelta, de pronto ya no veía a ningún corredor delante de mi, y el de atrás venía a unos 50 metros, le pregunté a los de tránsito con voz fuerte: "¿por donde es la ruta? ¿para donde le sigo?... pero no me respondieron, solo platicaban entre ellos (ésto se repetiría de nuevo más adelante)... pero enseguida divisé y reconocí a un corredor de camiseta amarilla a unas dos cuadras adelante...  "Ok ya sé por donde seguir", y a retomar el paso.

Seguimos en ascenso, corriendo a la inversa de como hacemos cada año el medio maratón, subiendo hacia la colonia Nueva Moderna. Una muy buena rampa inclinada de unos 400 metros. Ya mero se llegaba a la mitad del recorrido.

Una vez arriba a bajar y completar el medio maratón, lo malo es que no hice buen tiempo hasta ahí, quería hacer 1:40 horas y había llegado en 1:47, ni modo la ruta no se prestaba... pero lo bueno es que al ir a un paso más tranquilo y no lo rápido que acostumbro, me sentía aun bastante bien... por el momento.



Emery: Un Angel en el camino

Los jóvenes voluntarios que nos daban las bebidas estaban haciendo una excelente labor, pues su entusiasmo era muy bueno, y que decir de la gente que se juntaba alrededor de ellos y nos echaban porras... puedo decir, por lo que me tocó ver, que muy poca gente salió a brindar ánimos, pero los que lo hicieron fueron maravillosos, tal vez le faltó mas difusión al evento, pero nada mal al tratarse del primero. Lo único malo, es que las bebidas eran muy pequeñas, bolis chicos y el agua no estaba fría, o ya se les estaba calentado por estar bajo el sol; y por lo menos yo esperaba que dieran alguna bebida deportiva... nada, solo agua y aunque la agradezco mucho, no es suficiente para reponer los electrólitos perdidos al sudar. Debo preveer eso y no esperar a que los den.

Había ciclistas que nos iban cuidando, supervisando que estuviéramos bien, uno de ellos me ofreció y regaló un trago de suero (que ya lo necesitaba), ya me iba debilitando, había sudado mucho con la primera mitad, el calor ya lo sentía como a 25 grados centígrados y se pondría mejor!

Por el kilómetro 26 en calle Bahía Sur, que gran sorpresa me llevé, estaba nuestra amiga Emery Pérez Johnson,  repartiendo frutas y agua... el agua que daba era en bolsitas de buen tamaño y muy fría... tan fría que resultó una verdadera delicia, tomé dos, le agradecí a mi amiga y ella me dijo que no me detuviera, que le siguiera.

Fotos 2, 3 y 4  de Ensenada Deporte

Incertidumbre bajo el Puente

Y a seguir subiendo, de plano así sería hasta llegar al km 30. Mi ritmo ya lo había dejado, y a decir verdad ya no me importaba, no era una ruta para buscar marca personal, así que solo continué, con la idea de darle dependiendo de como me fuera sintiendo. Eché mano de mi segundo y último gel, y de una vez lo tomé completo, no se me fuera a caer como el anterior.

Bajé de la carretera, para pasar por debajo de un puente, pero dudé al atraversarlo, ¿ya era el retorno para enfilarnos hacia los kilómetros finales?. No había corredores delante ni detrás, ni nadie a quien preguntar, ni un señalamiento de que por ahí era la ruta de maratón, ¿Qué hago ahora? ¿Me regreso a preguntar si éste es el camino?, pensaba... "no quiero acortar camino ni hacer trampa por error" (ni intencionalmente jejeje)... me quedé cerca de un minuto esperando a que apareciera otro corredor detrás, y al fin lo vi venir, y entonces ya me dio confianza el continuar, en realidad sí era ese el retorno.

Ahora bajábamos poco a poco, era de esperarse después de tanto subir, lo malo es que las piernas a esa altura ya no responden igual, y yo sintiéndome tan deshidratado como nunca me había pasado en un maratón, comenzaba a sentirme realmente débil.

Más agua en bolis pequeños, y les preguntaba por otro tipo de bebida, pero que solo agua darían... ¡pues ya qué!
Curioso fue que el km 35 lo completé exactamente el tiempo que hice en mi último entrenamiento, 3:09 horas, aunque mi objetivo inicial era hacer 36 kms en una hora, pero las condiciones no estaban a mi favor.

Imagen  de Iber Ocaña

Delirio por Deshidratación

Se me cumplió el deseo de que Emery cruzara la calle y nos proporcionara un buen trago de su agua bendita... que seguía igual de fresca pues la traía en hielera. Me regaló un dulce, y me motivó a seguir con fuerza renovadas... que maravillosa persona nuestra amiga, que nos ayudó a muchos corredores siendo ella voluntaria por cuenta propia.

Por momentos caminé algunos tramos en los que bebía un poco de agua. Lamenté no llevarme algo de dinero para entrar a alguna farmacia a comprarme un powerade (gol) o suero... creo iba muy debilucho, por la parte física, pero por  el lado anímico muy bien, contento porque faltaban pocos kilómetros para llegar a la meta.

El calor me hacia delirar, ya hasta deseaba las bebidas que no acostumbro tomar... ejemplo, al sentir como que quería llegarme un calambre, lo que hice fue a tiempo, levanté la pierna sobre la defensa de una camioneta estacionada,─no sin antes pedirle permiso a un muchacho que estaba ahí parado─, y me cayó de perlas ese estiramiento, pues ese malestar ya no reaparecería... y al terminar ese breve estiramiento, que le digo a ese joven: (que estaba junto a otros dos hombres mayores que él)
"Oye ¿no tienes de casualidad una cerveza o alguna soda? ... me dijo que no, y me desconocí a mi mismo, pues no acostumbro a andar pidiendo cosas.

Veía el no muy alto acantilado con las olas del mar a un lado y se me antojaban. Tan fría me imaginaba sus aguas, que si hubiera podido me hubiera ido a meter un rato (en serio lo habría hecho), pero no se podía,, estaba muy alto...  ¡Pensamientos y deseos que provoca la deshidratación!




Un Powerade tirado en el camino

En la entrada de la ciudad que dice Bienvenidos a Ensenada, hay una fuente ancha, que en su base queda como un tipo alberca, pues igual estuve muy tentado a meterme a dar una refrescada, pero pensé en que podría pasar una patrulla de policía a sacarme, pensando que era un exhibicionista, ¡ah! pero mi amigo Luis Morúa no se quedaría con las ganas, fue más audaz y se metería cuando fuera su turno de pasar por ahí.

Al faltarme unos 2.5 kms para llegar, que me encuentro una botella de powerade tirada en el suelo a un lado de la carretera, estaba a la mitad... la levanté, pero no me atreví a beber de ella, ¿que tal si no era bebida deportiva sino rellenada con... otra cosa?, o si lo era estaba reservada para algún corredor que esperaba encontrarla al pasar por ahí porque algún amigo se la dejó, como sea no me dio confianza el darle un trago y mejor la tiré cerca de donde la levanté.

Cuando no corro por marca personal, al menos por orgullo me gusta hacer menos de 4 horas en total, sin embargo, parecía que no lo lograría si no aumentaba el paso. Ya no me sentía tan débil, esa fea sensación ya había pasado finalmente. Tal vez el dulce que me regaló Emery hizo efecto.

En el km. 40 estaba el último abastecimiento, tomé en vez del agua, una bolsita de agua roja, que pensé era suero, pero resultó ser agua de jamaica, eso sí muy fresca, y con su sabor dulce y refrescante fue suficiente para sentirme fuerte de nuevo... ya era subir un poco, una ligera cuesta en la curva antes de entrar al puerto, y bajar. Así que fui aumentando el paso.

¡Gracias Lucy!  Mis logros son todos tuyos y los haces posibles.

¿Chocar contra un hombre o una pared?

Me quedaba como un kilómetro para llegar, y nuestro camino final era la banqueta, al parecer esa era ahora nuestra ruta pues las calles no estaban cerradas para nosotros, en esa banqueta ─no tan ancha─ en la cual pueden pasar caminando sin problema una persona de ida y otra de venida, ocurrió de repente que me topé con una pareja (señor y señora), para eso yo ya iba con mi ritmo de 4:40' por km. y bueno, ellos no se movieron, ni yo tampoco, y no me iba a lanzar hacia los autos que iban pasando en la calle... y éste señor, alto y robusto, en vez de ponerse detrás de su mujer (en fila india), no se movió, no le importó ni tantito, a pesar de darse cuenta que íbamos pasando los corredores pues uno iba delante de mi y otro más no venía muy atrás..., y choqué estrepitosamente contra su hombro izquierdo, no me caí porque de rebote pegué contra la pared, ¿le habrá dolido a él?, él siguió, ni se inmutó... no se si lo pude haber evitado, tal vez si hubiera decidido chocar contra la pared dándome un tremendo raspón de brazo y codo, pero fue cuestión de pocos segundos para dedicir, algo rápido. Yo confié en que pasaría lo que yo hubiera hecho en el lugar de ese hombre, moverme hacia delante o detrás de la señora y así tenía yo mi espacio para pasar corriendo sin mayor problema... ya me imagino la barbaridad de cosas que ese señor pensó de mi o si las dijo no escuché nada... yo solo retomé la velocidad que llevaba lo más pronto que me fue posible.

Claro que me dolió, pero la adrenalina del momento solo me hizo pensar en correr ahora con más coraje hacia la meta.

Sin darme cuenta recuperé el ritmo con el que comencé al inicio de los 42 kms. y como faltaba cada vez menos, en mi reloj veía como rápidamente la cuenta regresiva se aminoraba, 500 metros para llegar, 300 metros... la meta a la vista, cien metros... y al fin, una satisfactoria llegada bajo el arco de la meta.

La Meta... ¡Gracias!

Un maratón más, pero ahora uno totalmente diferente a los anteriores, con un ruta muy desafiante y un fuerte calor que a las once de la mañana que terminé ya se sentía fuerte, de hecho llegué bastante quemadito, pero feliz por haberlo logrado de nuevo.

Mi 3:56:57 horas que hice en total, ni siquiera está entre mi top 10 de maratones mas rápidos que he hecho, pero me alcanzó para subir al podium en mi categoría, una de las más competidas con 21 participantes; un buen tercer lugar, que para mi tiene mucho valor, por tratarse de la distancia de maratón, el Primer Maratón del Puerto de Ensenada.

Mi lugar de llegada: # 22 general, 20 en rama varonil.

Felicito a mis amigos corredores, a los que conozco desde hace tiempo y a los que comienzo a conocer, como a Luis Morúa, Gabriel Flores, Marco Antonio Valencia, Zoila Ríos, Armando Díaz, al Doctor Eduardo Valle (cuarto lugar general), Iber Ocaña, a la señora María Madueño (ganadora femenil) y a todos los valientes que terminaron el reto.

¡Gracias a Genaro Utrera, a su club Tx8's corredores por sus atenciones, a Inmudere, así como a la Presidencia Municipal por llevar a cabo este bonito evento. A esos valientes ciclistas que nos iban cuidando y que se arriesgaban ellos mismos al hacerlo, a los voluntarios de los abastecimientos, a la gente bonita que salió a darnos ánimos con sus porras... ¡Qué agradable experiencia fue correr un Maratón en la bella Ensenada!

Acompañado de Emery Pérez. A una semana de correr el Maratón
del D.F.  ahí estaba apoyando a sus amigos... gracias!







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