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lunes, 25 de julio de 2016

Correr Mañana



Correr mañana con entusiasmo, con orgullo por saber que lo intento; con espíritu desafiante; con una sonrisa que viene y va; con la ilusión de mejorar mis números; con la disposición de disfrutar la experiencia, el entorno, el paisaje, y hasta el sudor de mi frente. 

Correr siendo animoso, intrépido y camarada. Correr agradeciendo a los voluntarios, aun cuando no les tome el agua, asimismo a quien regala aplausos y quien da una palabra de aliento... que si no pude emitir palabra, lo agradeceré por dentro.

Correr mañana con la alegría por vivir; con armazón de valiente, con braceo incansable, con piernas temerarias, con pies resueltos, con pulmones enérgicos y la voluntad vigorosa; correr con la mentalidad de ganar, de ganarle al contrincante que hay en mi.

Correr mañana con corazón entregado, que se exige a sí mismo ante una lluvia de calor, ante kilómetros de espejismos y ante colinas de apariencia infinita. Correr con el corazón amurallado de ilusiones, que lo han blindado y empujarán a dar más y más.

Correr escondiendo el miedo, el miedo de rendirme ante el agotamiento, ante el calambre amenazante y latente, ante la desilución de quien espera más de mi. Correr sacudiendo muslos, jarretes y tobillos, para que esos temores se desvanezcan en cada zancada.

Correr mañana con la convicción de completar la distancia, sacando energía hasta de las uñas de los pies. Correr con la pasión desenfrenada e incomprendida; con dolores pasajeros y con la mente fija en el objetivo. Correr hacia una meta que me llama, que me atrae hacia ella como un imán...
Si todo ésto logro, nadie entenderá mi delirio, sino sólo aquel que haya intentado lo mismo.

¡Así quiero hacerlo mañana!


Héctor Buelna M.







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