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miércoles, 5 de abril de 2017

Reto Volcánico 25 Kms

Quería un reto como este, en sendero, rodeado de grandes paisajes naturales, alejado de las calles, del pavimento y sobre todo que se prestara para correr en la mayor parte de su recorrido, y lo fue, se pudo correr en todo momento.

San Quintín. Domingo 2 de abril del 2017:

La noche del sábado pude dormir arrullado por el viento, el cual semejaba el sonido de las olas del mar, éste viento entre los árboles altos de eucalipto y palmas frondosas fue en verdad relajante, y es que resulta ser una característica aquí muy especial del lugar Old Mill (Molino Viejo), hotel y restaurante, que fue la sede de este primer evento atlético. Además se está rodeado por una bahía, un regalo especial del mar del pacífico, y a donde muchos pescadores acuden ya sea por deporte o por negocio.

Foto por: Lucy Domínguez


No me extrañó ver a muchos de los mejores corredores de Baja California disputando por los primeros lugares. Se veía venir un duelo entre Daniel Valdéz y Guillermo Estrada, solamente faltaba Alexis Verdugo, aunque creo que Daniel Hernández de haber asistido, bien les pudiera dar una sorpresa. Sólo que también estaba presente el keniano Robert Gaitho. Ni que decir en cuanto a la rama femenil, Dulce María Rodríguez, quien lleva muchos triunfos últimamente en nuestra región baja californiana, una atleta olímpica que se impone y demuestra que la edad es sólo un número, ella enfrentaría a Genoveva Gelagat y a la veterana pero aguerrida Mary Rodríguez de Tijuana. 

La carrera comenzó a las ocho de la mañana, clima ideal, viento ligero y fresco. Me vi corriendo fuerte sobre calles terrosas vecinales. Corredores de un paso de 4:15' por km. en promedio, nos fuimos por amplios terrenos donde hay muy pocas casas y luego salimos hacia campos abiertos, a un lado de humedales con apariencia de pantanos. Como lo habían anunciado, el suelo resultaba mayormente compacto en su recorrido.

Imagen de Web oficial del Reto Volcánico.


Yo no ando en mi mejor forma física, pero como siempre ya tenía metas a lograr, buscar acercarme a las dos horas como tiempo total, de preferencia en menos de 2:10 horas. Si mal me iba haría 2:20 horas o quizás más. Claro que lo principal es disfrutarlo, y de eso nunca me olvido.

Los primeros 5 kms los hice en 21:58 minutos ya que eran planos; lo bueno, lo "dificultoso" vendría a partir del km.7 cuando las primeras cuestitas nos guiarían hacia el Volcán Riverol. 

Ya habiendo superado las cuestas, nos encontramos con que gran parte de la flora que cubría el suelo era una colorida alfombra de una especie de suculentas rojizas que al irlas pisando reventaban y volvía un poco resbaloso el suelo, o quizás los que iban adelante nos lo dejaban ligeramente resbaloso a los demás. Fue hasta interesante lidiar con esto, pues incluso a la vista me parecieron muy agradables y, al menos yo no contaba con este factor sorpresa.

Fotografías (de la 3 a la 7) cortesía de Juan Charly Rodríguez


Después de que hice en 46 minutos los 10k ya no me fijé tanto en el reloj, quería más que nada disfrutar del recorrido que presionarme, eso sin buscar de dar mi mejor esfuerzo, uno del que me sintiera orgulloso al final del evento, pues considero que una cosa no está peleada con la otra, el poder buscar una marca determinada (tiempo) y el disfrute de la experiencia en general. En este tipo de terrenos definitivamente el rival es uno mismo, donde mente y cuerpo estan en constante conexión para conquistar la meta.




A la única persona que si me propuse alcanzar fue a Adán Morales (esposo de Isabel Mata), más ocurrió que en las cuestas lo dejé ir, le dije que me estaba reservando para de regreso darle fuerte, pese a eso, recuerdo que mi paso al subir fue constante y de unos 6 minutos el kilómetro. Él, poco a poco se me fue, pero cuando me propuse alcanzarlo ya me había sacado cerca de medio kilómetro. Me fui tras él, tal vez no pensando en ganarle sino para acompañarnos.  Dejé a algunos corredores atrás, y veía a Adán cada vez más cerca. Le fui recortando espacio, pero tal vez él seguía a otros e iba con ganas tras ellos.

Después, ya subíamos por tierra arenosa pero dura, enseguida bajábamos hacia tierra suelta en caminos anchos, pero si te tomas el tiempo ves a tu espalda el volcán, a tu derecha y a los lejos el mar, luego enfrente y alrededor la vegetación verdosa de yerba silvestre y flores que han brotado con la primavera, todo eso en conjunto nos mostraba un panorama singular.




A 200 metros me quedaba ya el joven Adán ¡Vaya que iba fuerte! Pero... cuando lo tuve a unos cien metros me di cuenta que no era él, que estuve siguiendo a la persona equivocada. ¡Ah, pero claro, si la camiseta de él era amarilla no blanca!! -me dije.  Para eso ya manejaba yo un paso ligeramente arriba de cinco minutos el kilómetro, cuando ya íbamos en calle pedregosa rumbo a los kilómetros finales. Aquí me di cuenta que habían policías presentes que nos cuidaban por si algo se ofrecía.

Estuvimos bien atendidos en los abastecimientos, el agua nunca faltó. Yo cargué con un poco de suero y que bueno pues había sudado mucho y pese el viento fresco, el sol ya calaba a las diez de la mañana. Ni siquiera pude cerrar fuerte como me lo había propuesto pues cosa rara en mi, a partir del km 23 me querían llegar calambres en ambas pantorrillas, eso en cada intento por meter velocidad... Ok ok, me dije, voy a continuar con este paso, no hay problema, no me forzaré de más y...



Logré llegar  a la meta en 2:06:55 horas, lo cual me dejó satisfecho por ser mi primera vez en este reto. Claro que para la siguiente vez ya sería con conocimiento total del terreno y ruta, que espero volver, y de hacerlo mi reto será concluir el recorrido en dos horas flat o menos.

Jamás hubiera imaginado que viajaríamos manejando hasta San Quintín para correr, para conocer, para buscar relax, ya que las fotografías publicadas en la página oficial del Reto Volcánico mostraban lo espectacular del recorrido, y poco después el video terminó por convencer a muchos corredores más, pero en mi caso, con pocas imágenes tuve para animarme.

Lo mejor, es que es ruta que sí se puede correr, no sólo hacer senderismo cuesta arriba, pues lo que me gusta es darle rienda suelta a las piernas y por eso considero que vale la pena volver, que espero sus organizadores se animen a darle continuidad a tan bonito evento.


Ahora, con ayuda de Lucy, a manejar hasta Mexicali (otro reto) para presentarme en la Feria del Libro, con Entre el Río y las Estrellas, mi primer libro. ¡A ver como nos va!

¡Gracias por tu visita!






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