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martes, 25 de diciembre de 2012

Alguna vez corrí porque...


Alguna vez corrí porque...

Era un niño de escasos 8 años, y recuerdo que estando en segundo año de primaria, el alumno mas veloz en educación física también era el de los mas busca pleitos, no recuerdo que le dije que lo hice enojar tanto, lo que si es que me dio miedo enfrentarlo y lo que hice fue correr, lo mas rápido que podía, mas rápido de lo que yo mismo creía que podia hacerlo... me persiguió por toda la escuela, salimos de ella, por toda la acera, cruzamos una calle, toda una cuadra, cruzamos una calle mas, el era el mas veloz de mi salón de clases, había quedado comprobado, pero el miedo no anda en burro como bien dicen, y no me pudo alcanzar. Una cuadra mas y lo perdí de vista. Pensé en lo que me esperaba con el al día siguiente. Nada, no hizo nada al respecto, creo que quedó admirado con mi respuesta de velocidad... no nos hicimos amigos después de eso, pero al menos nos respetamos.

Pintura óleo: Niño corriendo, de Nieves Macías.

Alguna vez corrí porque, mis perros weimaraner eran felices haciéndolo también ellos. Corría lo mas de prisa posible para dejarlos atrás, en cuanto me veían yendo hacia el llano, entre los arboles o el río, ellos iban fascinados detrás de mi, a buscarme. Esconderme entre matorros, dentro del agua del río, o arriba de un árbol me duraba poco. El gran olfato de ellos era infalible, el juego era ver que tan rápido me hacían correr y que tanto tardaban en encontrarme.


Alguna vez quise correr pero no me inscribí en esa carrera de 5 kms. Yo estaba en segundo de secundaria, pero solo fui testigo de lo que otros chicos de la escuela si se animaron... me  pregunté, pude haber ganado algún premio de haber participado?... ¿que se sentirá correr contra otros?, o participar tan solo por hacerlo?.

Alguna vez admiré como corrió ese niño que era mi vecino, ¿no era el muy pequeño para haber soportado esa distancia tan larga?. Mi papá me llevó a ver esa carrera cerca del centro de Culiacán, yo tenía unos 13 años y le dije emocionado, "a ese niño yo lo conozco!", cuando le vi llegar llegar a la meta. Se trataba de un medio maratón. También llegó un sr. descalzo, y mi papá me dijo. "ah, y yo conozco a este sr.", le llaman el "águila descalza". Un chip en mi menté se activó. No me lo propuse ni nada, pero sin saberlo me estaba programando yo mismo para correr en un futuro esa misma distancia.



 Alguna vez decidí que seria bueno para mi el correr, porque a los 17 años me veía al espejo, y veía a un jovencito sin forma atlética alguna, al contrario, estaba engordando y como también me gustaba cantar, me propuse cuidar "mi imagen" según yo. Me puse un día mis tenis, elegí una planicie polvorienta, no muy lejos de casa (ya viviendo en Tijuana) y ese fue mi campo de entrenamiento, debía bajar de peso, por salud o por estética pero quería sentirme seguro, y ver al espejo a alguien que me gustara. No me volví corredor, pero eventualmente me acordaba que correr era bueno para mi, para relajarme, olvidar el stress de la escuela, para recuperar mi autoestima que a esa edad definitivamente era muy inestable.

Alguna vez corrí esa primera carrera de 5 kms. por quedar bien con una chava que me gustaba, aunque ella tenia novio y peleaban a cada rato, yo quería llamar su atención. Era una carrera en Otay, de la industria maquiladora, a los 22 años de nuevo estaba pasadito de peso, pero solo un poco, por lo menos a ella le gustaba como cantaba yo.
Me dijo que su novio también participaba. Y pensé en ganarle al menos a el.
Esa mañana no sabía ni como ponerme el número (bib) a la camiseta, un amigo me ayudó con los seguritos, estaba hecho nervios... y ahora que hago le digo?, "solo corre detrás de todos los demás, sigue a la bola".

Cuadro de: Ernest Descals

 Nos tardamos mucho o no se que pasó, pero al salir veo que la carrera ya había iniciado, solo alcancé a ver a los últimos a dos cuadras delante de mi (los mas lentos). La gente me animó y me gritaron, "Ve tras ellos, tu puedes, alcanzalos!", y con eso fue suficiente, allá voy a toda máquina.
Bajamos por donde están los bomberos, y tan fuerte iba, que en 6 minutos ya había alcanzado a casi todos, en 12 minutos no había mujeres delante de mi.
Mi respiración era muy mala, iba como asfixiandome, pero no bajé el paso, al novio de mi amiga lo dejé muy lejos, por cierto el iba caminando en una subida la vez que lo vi. 
Fui dejando atrás a amigos que si eran corredores, y de repente ya estaba en la meta, los 5 kms. en 20:20 minutos me los había terminado. Me di cuenta que apenas unos 30 corredores habían llegado. Me felicitó la gerente de la empresa para la cual trabajaba, "bien hecho, no sabia que corrías!" me dijo, debí contestarle que yo tampoco lo sabía. Mi amigo que me había puesto el bib, estaba sorprendido porque dejé lejos a la gran mayoría.
Al día siguiente a ella, a la chica que quise realmente sorprender, ni importancia le había dado a mi desempeño. Me dijo que estaba orgullosa de que su novio terminó la carrera aunque no fuera de los primeros lugares.

Acrílico sobre papel. "Corredores", de Antonio Heredia

Alguna vez corrí esa otra carrera, era de 10 kms., pero yo aun no me dedicaba a entrenar realmente, me dijo un amigo (Elivan Pérez), ¿crees poder terminarla?, "Ah claro que si amigo, tu esperame en la meta y me tomas fotos", le respondí.
 Empezamos enfrente de la Universidad Tecnológica, recuerdo que hacía mucho calor, un clima seco y con vientos, el caso es que después de 2 kms ya no aguantaba, y en el tercero que me moría de sed, vi la tienda Ley (goool) y que me salgo de la carrera, pensé en que mi sed era primero, compré una refrescante bebida (sin gol), me arranqué el bib de la camiseta y con poquita pena me subí en un transporte para ir por mi amigo y que me dejara de esperar en la meta. Cuando me vio me dijo, "¿Pues a que hora llegaste, a poco ya tienes rato?", mmm, no la verdad es que... le tuve que explicar.

Así nos pasa cada cosa en la vida, situaciones que nos hace correr, por gusto, por miedo, por el reto mismo de hacerlo, a veces se logra con éxito, a veces simplemente no podemos. Pero lo bonito de todo esto es que pude ir dandome cuenta con el tiempo que era algo que me gustaba, tardé mucho en darme por enterado que el correr podría ser parte de un estilo de vida, parte de mi, algo que me faltaba, algo que ahora no quiero dejar de practicar. No se cuando o en que momento sucedió, de repente ya me había convertido en un corredor, y ahora me siento orgulloso de serlo. Solo hay que darnos la oportunidad!.

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