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martes, 17 de diciembre de 2013

Maratón Mexicali 2013



 Cuando todo parece estar bien, en óptimas condiciones, creo que puede darse, sí, que este sea mi mejor maratón a la fecha. Puedo entrenar sin problemas distancias de 29, 33 y 35 kms. como preparación para el maratón, pero al parecer nada está escrito, nunca puedes dar por hecho que tendrás un maratón perfecto, pues es justo la distancia que da sorpresas en cualquier momento del trayecto.

Llegué dispuesto a disfrutarlo más que nada, a pesar de entrenar bien para la distancia, las cuatro experiencias previas me decían que no debía confiarme, además, ¿a cuantos corredores "buenos y experimentados" y mucho más veloces que yo los he visto quedarse atrás, caminar doloridos, toparse con la pared por el bajón de la glucosa, y arribar mucho después que yo a la meta?

Bien claro tenía mi plan, lo había repasado varias veces, mi objetivo principal: hacer menos de 3:39 horas o al menos superar mi marca mexicalense.
Arrancamos un poco mas de 700 corredores, la multitud de atletas como siempre muy rápido la gran mayoría, yo apenas a cinco minutos por kilómetro, el chiste era aguantar ese paso por mucho tiempo, el que se pudiera. Mala noticia, desde el comienzo un ligero dolorcito en la cadera molestaba, punzando y distrayendo mi mente hacia el constantemente, no podía creerlo, si hasta un día antes no tenía esa molestia, ¿acaso fue que un viento frío (que si hacía) al madrugar hizo de las suyas?, como saberlo, ya estaba ahí y trataría de alejar mis pensamientos viviendo el maratón, con su gente, con el ambiente, con un nuevo día y nueva oportunidad de poder estar ahí.

Imagen:  Genaro = Tx8 corredores 

 Cinco kilómetros a paso cómodo, y es que ya he probado ir mas rápido y hacer menos de 1:39 en la mitad del recorrido pero resultando en un adelanto del agotamiento y terminando a duras penas la segunda mitad. Así que calmado, que ya me conozco. Me acompañé desde el k10 hasta el 20 por un señor (no recuerdo su nombre) conocido del parque de la Amistad donde antes entrenaba mucho, le recomendé que le bajara al paso pues iba fuerte, y me dijo que no, que se sentía excelente a ese ritmo tranquilo y que buscaba hacer 3:30 horas, "ah!, pues muy bien, este es el paso para llegar en ese tiempo" le dije. Me aclaró que era su primer maratón, y por ese detalle de ser su debut de nuevo le recomendé mejor que fuera cauteloso y no ir más rápido, porque después del km.30 todo cambia.

 A la mitad del recorrido, vi a mis amigos perseguidores muy de cerca, Fermín Mendivil y a Víctor Serna (puma); eso de dar vuelta en U siempre me ha gustado, pues se presta para verlos a todos, a los que van adelante, y a todos los  que vienen detrás. Así pude saludar desde el otro lado del camellón a varios más como a Sergio Rodríguez, Orlando Mendivil, Héctor Romero, Heriberto Rodarte, ellos iban mucho más adelante que yo por algunos kms. y del otro lado venían: Noé López, a Luis Morúa quien iba bien acompañado de otro incansable corredor de la misma edad, Ignacio Zamarrón.

Al señor que acompañé lo dejé un poco atrás, le dije que me alcanzara más adelante, pues llegando al km.21 yo estiraría las piernas por espacio de 40 segundos, tratando de resetear mi organismo (una prueba que leí y quise intentar) para comenzar supuestamente casi como nuevo... claramente eso no me funcionaría; todo siguió normal, y la molestia de la cadera nunca cedió, al contrario, estaba más presente a cada paso, ni modo, a lidiar con el, y pensar que en los entrenamientos no lo tuve.



 Como siempre, solo agua dieron y en cada cinco kms. aunque lo bueno es que había voluntarios que amablemente daban la bebida fuera de los avituallamientos oficiales. Me sentí bien y a buen paso hasta el km. 28 donde todavía llevaba el ritmo que quería, sin embargo sentí una vez mas lo tedioso de correr tantos kms. en línea recta, sin subidas ni bajadas, pero ¿que se puede hacer si Mexicali es plano?
El calorcito ya pegaba mas o menos duro, pues estando en movimiento se siente mucho más que simplemente estar parado bajo el sol, y pensar que hacía bastante frío horas antes, típico el cambio de clima de los desiertos. Me preguntaba, que tendrán las calles de esta ciudad, ¿acaso estarán tan duras y compactas por el hecho de hacer un calor extremoso en verano?, y ¿nos afecta en el rendimiento a los corredores por estar tan solo a un par de metros bajo el nivel del mar?, creo que exagero y tal vez mis teorías no tienen fundamento, habría que investigar.

 30 kms. sin mayores problemas, pero yo sude y sude, lo cual es mi principal obstáculo al enfrentar distancias largas. Al fin, ya nos daban bebidas isotónicas, para recuperar electrólitos, los cuales se pierden desde que se comienza el maratón, no solo desde el km.30 (ojalá ya corrijan esto), lo malo es que al parecer los pierdo tan rápido que las cantidades que nos daban al menos a mi no me eran suficientes.
Un par de geles tomé en el recorrido, que no parecen ayudarme en gran cosa y descubro que he olvidado probar una vez mas con las "sales", pues el sodio es lo que pierdo mas (me doy cuenta al quedarme las manchas blancas en la ropa)  y la debilidad va llegando. No estaba pasándome nada nuevo, así que me dije resignado: "este nuevo dolorcito en el muslo derecho y estos avisos de calambres a las pantorrillas no me van a impedir que llegue a la meta, este tiene que ser mi segundo maratón del año, no hay tiempo para otro".

 35 kms. Perdí segundos unas cinco veces al estirar de nuevo las pantorrillas, pero no me arrepiento porque haciéndolo pude evadir a los canijos calambres. No habría record personal ni de la ruta tampoco. Lo bueno, es que mentalmente ya iba preparado para cualquier eventualidad como estas, y me iba diciendo en mis pensamientos: "En un maratón cualquier cosa te puede pasar, que si hay dolores, pues si, ya sabía que correr un maratón no es cualquier cosa, que llegar cuesta y que a veces duele, aquí es donde debes sacar el coraje y voluntad para llegar, nadie me puede quitar la satisfacción de cruzar la meta". 

 En el kilómetro 38 una dama me regaló una cápsula de sal, muy amable ella hasta agua me dio para pasarla, me dijo que con eso evitaría el calambre (lo sospeché desde un principio como diría el Chapulín), le di las gracias a ese ángel y proseguí mi camino. Estaba seguro que tanto Fermín como Víctor ya venían pisándome los talones, y no dudaba que en cualquier momento me rebasarían, no pude evitar voltear un par de veces por si acaso los veía y nada, cero presencia de mis amigos y sanos rivales, "creo que a ellos les está yendo peor que a mi o dicho de otra manera, a mi mejor que a ellos" , pensé. 

Hace un año aquí mismo fue su debut como maratonista, ahora Víctor Serna
lo ha mejorado con casi una hora; felicidades amigo, vas muy bien!

 Subimos el puente, tuve que caminar unos cincuenta metros al hacerlo, pero desde arriba y como todos los demás aprovechamos la bajadita para agarrar una nueva viada... y con esto compruebo que si ayudan a sacar el ritmo de las piernas el hecho de que se suba y baje un poco, aunque claro cuando son muchas las subidas igual nos quejamos. El caso es que esa bajada me dio el último empujón y el ritmo para enfrentar los últimos dos kms. aunado al posible efecto de la sal que aquella joven me regaló, gracias a eso, lo que faltaba transcurrió muy rápido para mi... adiós km.41,... adiós km.42, y pude "correr" los 150 metros que restaban, la recta final rumbo a mi cuarto maratón de Mexicali. Que felicidad al cruzarla!

Gracias a Dios se pudo, gracias a los que aplauden, a los que echan porras aunque no te conozcan, a los que ofrecen agua y fruta, a los excelentes fotógrafos que se paran en varios puntos del camino así como en la meta esperándonos.
No es que me sirviera de consuelo, pero me di cuenta de un detalle que se repite año tras año, de como casi todos mis conocidos nadie hizo el tiempo por el cual dijeron que iban, haciendo desde 24 a 50 minutos más de lo planeado, entonces vuelven mis dudas: ¿Que tiene de especial este maratón que aun siendo plano se vuelve tan duro?... en fin.
Al señor al que acompañé del km. 10 al 20 desafortunademente le pasó lo que temí que podía sucederle, y llegando me dijo: "Héctor, ya no te pude alcanzar, me llegaron los calambres".

 Hice 3:50 horas, algo lejos de lo que buscaba, pero lo bueno es que el tiempo, la marca por la que iba no me obsesionó, y que este maratón fue mejor que los dos anteriores que hice; lo mejor fue darme cuenta que iba con mentalidad abierta a las sorpresas y que aunque las cosas no siempre se den bien, éstas no impiden que el solo hecho de estar ahí lo puedas disfrutar si te lo propones; es tu maratón y el cual no debe ser nunca un sinónimo de sufrimiento, es para disfrutarlo, y ¿por qué no hacerlo?

Con Héctor Romero (enmedio)
Fotos: Isabel Granados

Con mi querida Lucy, también gracias a ella por su apoyo un maratón mas fue posible.




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