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martes, 22 de marzo de 2016

Claudia Soto: Ultramaratón Baja Trail 50 kms

19 de marzo de 2016, sábado por la noche:



Preparé mis cosas para nuestra próxima aventura de 50 kms Baja Trail. Los electrolit, las pastillas de sal, advil, gomitas G, mis pastillas sport, mi ipod. Todo ya listo en mi mochila, para luego seguir con la de mi esposo Juan, ambos llevamos lo mismo siempre... así que listo, a esperar que suene la alarma, darnos un baño y a encaminarnos al Rancho Casián.



Marzo 20. Día del Ultra:

Así fué, sonó la alarma y antes de ducharme prendí mi café que sería para el camino. Teniendo todo listo, subí la mochila de accesorios al carro, me devolví por los cafés y salimos.


A escasos cinco minutos de casa dije: ah que triste que un día dejara olvidada mi mochila y volteé para atrás y miré todo bien, en aparente orden.

Al llegar a Casián ya eran las 6:10 a.m. y veo que Juan saca su mochila, entonces no miré la mía y le pregunté por mi mochila... buscamos debajo de los asientos, por todos lados y nada... la había dejado en casa. Sentía un dolor anímico, una desesperación, bueno decía: "No me van a dejar correr, no me van a dejar". Le llamé a mi amiga Verito que viniera y me la trajera, pero no, ya no había tiempo. 

Fuimos a que nos pusieran la pulsera de salida, que íbamos por 50 kms.  Ahí miré a Gabo (Gabriel Flores) y le dije desesperada:

─Gabo, olvidé mi mochila.
─Con una botella ─me respondió. Yo pensé entre mi: "Es que no nomás es el agua, es todo lo que uso para hacer distancias".



Fuimos al carro por la mochila de Juan, pero el quería ir al baño y le dije: "ya van a salir".  Fue así que dieron la salida y yo si salí con todos, él estaba todavía en el baño. 

Gabo me hizo el favor de sincronizar mi reloj y así comenzamos a recorrer los primeros kms. Juan me alcanzó en el km cuatro.  Desde ahí nos fuimos juntos. 
¡Era tan bonito el camino!  Me daba esperanza el irnos juntos, pues él traía pastillas que nos ayudan mucho. Si acaso nos despegábamos era un kilómetro pero lo esperaba o me alcanzaba.

En el km 9 estaba una persona que se había caído y estaba sangrando de una rodilla; ahí le pedí a Juan que me diera las pastillas que cargaba para el dolor. Ante la negativa del compañero lastimado de no traer algo para dolor, le dije: "tómate ésto, te va ayudar. Era advil. Y así proseguimos con el recorrido.

Pasamos el segundo puesto de hidratación. Ahí pasabas e igual que en todos los puestos te preguntaban "¿Qué ocupas?", "Todo muy bien vamos a seguir, gracias".

Empezamos con el ascenso a la meseta, que era subir agarrándote de donde podías, así hasta arriba para tomar un descanso porque seguía otra subida para llegar a el puesto de hidratación que te desviaba de los corredores que iban por 25 kms. Nosotros que íbamos por 50 era comenzar a atravesar para seguir hacia el cerro Coronel, ahí fue cuando Juan se quedó y yo tuve que seguir.



Al estar subiendo podía ver que allá abajo venía Juan. Yo estaba sedienda. Fue ahí que Antonio Ríos me dijo: "¿Clau, ocupas agua? aquí traigo".  Y sí, la verdad que ya la necesitaba. Se lo agradecí y agregué que había dejado mis cosas en casa, que me venía apoyando con Juan, pero que él venía atrás con una amiga. Antonio me dijo: "No te apures, aquí nos vamos juntos". Y  sí, así fue que ahí nos fuimos haciendo compañía.


Pudimos ver que ya venían los primeros hombres de regreso, les grité: ¡Vamos, van muy bien! Emocionada veía al tercero así que le dije: "¡Vamos, vas muy bien. Eres el tercero!" ─Wuau que emoción experimentaba─.  Así seguí hasta encontrarme con Zoila Ríos:
"¡Vamos Zoila, eres la número uno de las mujeres!"  Ella fresquesita, "wuau, va, dale"... luego me encontré a la segunda y a la tercera.

Llegué al punto de hidratación antes de subir al Coronel. Eran 23 kms y medio al llegar ahí. Lo primero que escucho: 

─ ¿Y tu mochila para llenártela? ─pensé: "uff, me sacarán".
─Ahí viene mi esposo apoyándome con la de él, respondí. ─Tomé agua, pastillas de sal, agarré 3 por si me hacían falta.


Luego llegó mi compañera, y al preguntarle por Juan me dijo que por ahí venía. Nosotras comimos algo de fruta y le sugerí a la compañera: "vamos a subir rápido porque hay un límite de tiempo para llegar arriba".  Así, comenzamos a subir de inmediato. Ahí mismo nos encontramos a mi amigo Marcos ya bajando del Coronel. Un poco más arriba venía mi amigo Gabo, super bién se veía. Le dije: 

─Yeiii amigo, te dije que te iría muy bien.
─ ¡Vamos Clau, también tú vas muy bien!, respondió.

Ahí venía Kari descendiendo también del Coronel: "¡Yeiiii bella muy bien, dale vas muy bien!".

Y así yo seguía avanzando. Hasta llegar arriba pude ver a Sandra Martínez. Ella venía super contenta, ya iba de regreso con mis amigos Raúl y Manuel; "¡Vamos, vamos muy bien amigos!"



Luego de llegar a la cima del cerro Coronel, de tomarnos la foto para regresarnos, le dije a mi compañera: 

─Bajemos rápido, yo no le tengo miedo a bajar... vámonos recio" y comencé a notar que no avanzaba, entonces le dije: ─Suéltese, no se detenga. Solo que ella me decía que no la dejara. Le di un palo para que se apoyara, luego yo empecé a bajar tan rápido como podía.

Por ahí me topé con Juan, él ya casi terminaba de subir y le comenté: "apúrate, que tienes tiempo límite para bajar".
Le seguí así por el sendero hasta bajar el Coronel y poder llegar a rehidratarme. Solo un vaso con agua y unas fresas y a seguirle. Fue ahí que Jorge me dijo:

─ ¿Y tu mochila Claudia?
─ ¡Ay! Jorge no traje, se me quedó en casa. 
─Llévate mi botella. ─me dijo y le tomé la palabra. Era un gatorade de ponche, mi favorito y así decidí continuar cuando de pronto escuché:

─Clau, Clau, llévate mi mochila.
─ ¡No Jorge, así me voy, gracias!


Dije eso pensando que mi esposo de bajada me iba alcanzar, pero él cuando miró que mi compañera no avanzaba la ayudó a bajar. Fue así que nunca me alcanzaron, yo volteaba y pensaba "ahorita vienen", con la esperanza de tomarme mis pastillas y agua, mucha agua. Así me fuí hasta llegar al km 35. Antes de subir a la meseta estaba otro puesto de hidratación. Ahí ya estaban Areli y su esposo. Comí algo y me puse voltaren en mis piernas, y ya lista comencé a subir la meseta. Ya me apoyaba con un bastón que por ahí recogí.

Fue en esa altura cuando creí que Juan ya no venía tras de mi, que se habían pasado del tiempo límite. Fui optimista pensando: "bueno, seguiré y ojala que vengan atrás".


Ya arriba en la meseta volteaba a ver por si los divisaba. No, ya no los miré. Empecé a trotar y bajar la meseta. Ya traía mis rodillas muy adoloridas de la bajada. Comencé a caminar y fue ahí que platicando con un amigo del club Tx8 me di cuenta que era el mismo que cuando al comenzar le di unas pastillas para dolor, él se había caído y ocupaba algo para mitigar su dolor. Le dije: 

─Yo pensé que te habías salido.
─No aquí ando todavía. Muy bien vamos a seguir, dijo. ─Y ellos se adelantaron, llegaron al puesto de hidratación para enseguida llegar yo pidiendo una pastilla.
Edson me dijo: 
─No Claudia, pastillas no tenemos, pero mira, dale y en el otro punto de hidratación ahí están los paramédicos y les dices.

Con Graciela Segura y su hijo.
Tomé agua, me mojaron con hielo, me estiré y me animé para proseguir. Ese valle que seguía, se me hizo eterno de cruzarlo. Me pasó un americano y me alertaba algo sobre una víbora. Le pregunté ¿qué pasa? y me dijo: "una víbora por ahí", y me dio tanto miedo que rapidito pasé. Pude escuchar muy bien como sonaba su cascabel, ¡uy que miedo, gracias! le dije al pasar por ese tramo y le seguimos.

Antes de llegar con los paramédicos estaba Germancito de Yo también corro en Tijuana. Me emocioné tanto que comencé a lagrimear. Le dije:

─Germancito, la he sufrido de lo lindo.
─ ¿Por qué Claudia?, usted puede.
─No traigo mi mochila, la olvidé en casa. ─Y él luego luego me dijo:
─Pues mire más de admirarse, ya lo logró. Siga, siga, ahí hay agua.

Era el último punto de hidratación. Les pedí refresco y me dieron rápidamente. Le pedí al paramédico que si podía ayudarme con el dolor de mis rodillas y respondió: "Ahorita te lo voy a quitar". Y sí, me tronó y saqué todo. Exclamé: "¡Qué sabroso! Me dijo: Dale, ya vas a poder terminar. 
Crucé camino ancho y empecé a subir. Ahí alcancé a un compañero, al cual le comenté:

─Me cae que qué retador estuvo esto, amigo.
─Sí, pero mira, ya casi llegamos. ─Me dijo, aunque él se quedó a caminar yo le seguí un tramo al trote.
Pensaba y deseaba: "¡Ay mi Dios, tantita agua que dejaran por aquí", sin embargo también me daba mis ánimos diciendo: "Ya casi llegas, ya no la ocupas". 
Cuando iba en la última bajada, escuché la voz de mi amiguita Graciela Segura exclamar:

─ ¡Es Claudia Soto, es ella! ─uff se me salieron de nuevo las de cocodrilo. Su hijito muy atento me dio gatorade y ella me puso la última pulsera y me dijo que con esa me daban mi medalla. ¡Wuauuuu lo logré!

Al salir, me encuentro con la esposa de Santiago y me pregunta por él y le dije: "Sí, ahí viene atrás, espéralo". También fue ahí que Lupita Cruz salió a mi encuentro y me sugirió:

─ ¿Quieres cerrar?
─ ¡Vámonos pues! 
Le di, ¿De dónde me salió ese último jalón? no sé, lo que si sé es que se lo agradezco mucho.



Antes de llegar estaba Efren Lugo, me dijo: "¡Ya llegaste campeona, relájate!" Jijiji, fue inevitable, otra vez lloré... y fue así que llegué a la meta. Ahí me esperaban todos, todos mis amigos, mi familia de runners. Fue grandioso que Zulucita me abrazara y me pusiera mi medalla. Me sentía muy emocionada de ver que éramos unos ganadores.
¡Lo logramos cheee gente linda!, los quiero y espero que se repita de nuevo. Correría una vez más éste "Ultraretador". Nada que ver con los de Luna llena, con Laguna Salada y menos con el de hace un año aquí mismo. Éste ha sido de todos los que he vivido el verdadero ultra-retador, pero me quedo con la satisfacción y ganas de volverlo hacer.

Gracias a Bajatrail por traer estos eventos a nuestra Tijuana. Eternamente agradecida. Sé que si se hubiesen dado cuenta que no traía mochila me descalifican, pero lo logré y me llevaré esto por siempre como una gran experiencia.

A todo aquel que me regaló un poco de su agua, Dios les multiplique el triple... por siempre se los agradeceré.

Claudia Soto







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