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lunes, 28 de octubre de 2013

Si mis tenis hablaran

Alguna vez les tomé foto antes de deshacerme de ellos, y es que la basura me parecía y me sigue pareciendo un lugar tal vez inadecuado para recordar que los vi ahí por última vez. Ojalá que caigan en buenas manos... o mejor dicho en buenos pies.
Y es que, aunque son inanimados, sin vida, al parecer uno mismo les da esa vida, y habrá quien hasta les moldee una personalidad, como aquel balón marca Wilson en la película Náufrago, que por cierto fue algo muy doloroso para el personaje la despedida con aquella pelota, que fue su mejor compañía en la isla.



Pues algo así me pasa a veces, aunque yo no hablo con ellos, ni estoy tan mal de mi cabeza... todavía. 
Sucede que tan solo en pensar cuantos kilómetros me han acompañado, cuantas horas de mi vida han estado literalmente apoyándome, soportándome, y en cuantos eventos que para mi son importantes han dado lo mejor de si mismos hasta me parece increíble; sin embargo les doy su descansito, traicionándolos un poco, alternando con sus semejantes, para que descansen, y que retomen su forma o la que puedan recuperar después de tanto impacto sobre tierra, rocas o pavimento.

Si tuvieran ojos y si pudieran hablar, dirían que maratón disfrutaron más, que no han olvidado su debut por las calles de Manhattan y que hasta les gustaría volver. Otros, me comentarían de que modo terminaron más desgastados que nunca en el duro y caliente asfalto de Mexicali después del último maratón, y quizás otros me pedirían que les quite las piedritas de la suela, las que se le atoraron en el cerro y que tanto le molestan.
Tal vez me preguntarían por qué a sus primos en otros países como España, Argentina, etc. les llaman "zapatillas", ¿qué no son esas, una como la que extravió Cenicienta, llamadas también en nuestro país zapatos de tacón?.



¿A poco no sucede que cuando estás en la tienda, que ya te los mediste, te han fascinado sus colores, su forma y modelo, incluso su ligereza, los tienes en tus manos antes de pagar y sientes que de alguna manera te complementan como corredor?, que son exactamente para ti, así como tú para ellos, algo así como la varita elige a su propio mago, como en Harry Potter, donde no precisamente el mago eligió a la varita... pues algo así. 

Hasta te los estrenas al día siguiente, pensando que una vez que se acoplen, tanto como tú a ellos y ellos a tus pies, podrás alcanzar a algún chapulín o venadito tarde que temprano, pero ahora con esa nueva compañía, o piensas que mínimo tu nuevo par de amigos te va a ayudar a ser una mejor versión del corredor que ya eres.




Por eso, darles una despedida así nomás botándolos a la basura hasta parece indigno, es como un: ¡Adiós amiguitos, pero ya no los necesito, y gracias por todo!, triste realidad... y que bueno que no tienen vida propia, que ni hablan, ni miran, ni nada, o les dirías: ¡Noooo, no me miren así, con esos ojos!

A veces, tus tenis ya no necesitan fotos pues te acompañaron en las de muchas carreras. Quizás los puedas donar, si es que todavía estimas que puedan dar un poco de servicio, eso a veces es bueno y te hace sentir mejor, porque lo que a uno ya no le sirve, en ocasiones a otros les puede salvar la vida.

Y, yo que quería escribir tan solo un par de estrofas sobre nuestros aliados, y miren lo que me inspiran a hacer... eso sí, me piden atención, pues darles uso es como se les da vida.     ¡Póntelos!  




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