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lunes, 15 de enero de 2018

Carrera 2k y 5k IFJR en Mexicali




Ayer domingo corrí acompañando a un lindo niño llamado Alejandro, él mismo me había invitado (por llamada telefónica), ya que ese sería el concepto de la carrera, niños acompañados de un adulto. La carrera fue de dos kilómetros, organizada por el  Instituto Félix de Jesús Rougier.

Qué bueno que no me avisaron que sería con polvos de colores, porque de saberlo me hubiera negado a participar, y me enteré apenas la noche previa a la carrera, ya estando en Mexicali. Todo porque sea más divertido y que el pequeño disfrute de correr, pero la verdad es que ni al niño le agradaron los polvos, y por petición de él hicimos lo posible por sacarle la vuelta a los "arrojadores de polvos", pero ni así nos escapamos de que nos cayeran en los ojos, y eso que ambos usamos lentes de sol.

Entre caminatas y trotes, para entusiasmo del niño, llegamos a la meta.

Lo interesante es que en media hora habría una carrera de 5 kilómetros como parte del mismo evento, pensé (y solamente lo pensé) que me encantaría correr esa para sentirme un poco más corredor y menos recreativo... algo como de orgullo personal. Sin embargo, tengo una molestia en un talón desde hace un mes y casi no he podido correr, y esta posible bursitis realmente duele si le meto mucho esfuerzo o si el suelo es muy rígido, por lo cual no he corrido mucho en lo que va del año, pues me he visto obligado a tomar muchos días continuos de reposo; ¡Oh, no, creo que alguien subirá de peso y perderá condición física!

Entre pláticas con Anny, madre del pequeño, y con Lucy, perdí la noción del tiempo, pues me sentía realmente incómodo con la pintura; luego el niño y yo nos fuimos a lavar y tratar de quitar lo más que pudiéramos. No tardamos mucho, pero cuando volvimos con Lucy y Anny, me percaté de que la carrera de 5 kms estaba ya por comenzar... anímate, éntrale me dijo Lucy. Lo pensé unos segundos, y en eso los corredores arrancaron. Entonces troté hacia la línea de salida, caminé tratando de encender el Strava en el celular, para guiarme con el ritmo y tiempo, pero no sabría mi velocidad ya que Strava por primera vez me falló, extrañamente estaba trababa la aplicación, y no... no funcionó.

Ya iba caminando entre los competidores de sillas de ruedas. Sin querer, me atrasé más por buscar el cronómetro del celular, y amplié mi desventaja con el resto de los corredores que estimo serían unos doscientos.






Quería sentir el rigor de hacer velocidad, pues ahí estaba siguiendo a todos, habiéndome puesto en marcha un minuto después de ellos 😂
Fue interesante ir rebasando y acelerar sin aflojar el paso. Cada vez que sentía cansancio me mentalizaba para volver a pisar el acelerador. Me motivaba ir dejando atrás a tantos runners (fueran recreativos o no). Claramente había buenos corredores, pues los más lejanos los veía como a tres o cuatro cuadras adelante, me parecían casi imposibles de alcanzar, pero me propuse no rendirme, no aflojar el paso, no tomar agua para no perder el ritmo (lo cumplí) y descarté la idea de que era imposible alcanzar a los punteros.

No soy un corredor muy veloz en realidad, pero mi agitada respiración me indicaba que mi paso era ligeramente debajo de 4 minutos por km o quizás un poco arriba del mismo. Cuando alcanzaba a los que me habían sacado más de una cuadra, me motivaba para ir por el siguiente grupo o corredor.

No, no darían nada a quienes ganaran, era carrera recreativa (y nos seguían echando polvos coloridos y fastidiosos), pero me sentía muy motivado, aunque creo en parte se debía a que como tomé muchos días de descanso obligatorio, las ganas de mover las piernas se me habían acumulado.




El dolor, por desgracia, llegó a mi talón... tenía que resurgir por correr sobre duro pavimento, por el esfuerzo; poco a poco se intensificaba.

Nos quedaba cerca de un kilómetro para por fin llegar a la meta y ya no lo soportaba, tenía que aguantarlo. Quería alcanzar a un par de jóvenes que casi iban juntos, pero ya no pude apretar más el paso, al contrario, tuve que disminuirlo ya que el dolor se volvía agudo, mas no quería llegar renqueando ni mucho menos caminando.  "Qué imprudente he sido por mi arrebato de correr", pensé.

Qué padre se siente que volteas y nadie viene detrás de ti, pero adelante ya tampoco había nadie... la meta sería para mi solito.

Lo bueno es que pude terminar bien la carrera. Quedé en quinto lugar general 😝 y empanizado de polvos de colores hasta por los ojos y la nariz. ¡Ya qué!

Lo malo es que ahora tardaré más tiempo en sanar de mi bursitis, con mi talón inflamado que duele de sólo apoyarlo al piso.

¡Ah, qué corredores, a veces no tenemos remedio!







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