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miércoles, 13 de noviembre de 2013

Experiencia de vida. Ultra maratón Laguna Salada

"Siempre es bueno y motivante emprender algo nuevo"...

Luis Morúa nos cuenta esta emotiva experiencia vivída el
pasado domingo 10 de noviembre.

 Desperté a las 3:25 a.m., la hora que marcaba mi reloj, practicamente le gané al despertador programado para las 4 a.m., a una hora de la salida. Dormí en el auto de mi hija Lili, a quien agradezco mucho por eso, que me lo prestara, y es que un día antes había llegado al lugar del evento y por la tarde pensé en hospedarme en algún hotel cercano, pero desistí por desconocer los alrededores y a la vez porque no me gusta manejar de noche, por esos motivos me quedé ahí. Aproveché ese lapso para conocer a nuevos amigos, recoger mi acreditación del Ultramaratón de la Laguna Salada, lo cual recibí de manos del señor Juan José Barrera Barrera, el organizador de tan importante evento, a quien agradezco que nos comparta su pasión por el "running". Como era aun temprano, fui testigo de lo activo que es este señor, y es que igual estaba en los registros, como ordenando donde acomodar hieleras, levantar carpas y acomodar a los que acampaban ahí, en fin, una persona con mucha vitalidad y con un gran entusiasmo para que todo quedara en excelentes condiciones.
Luego vendría la cena de carbohidratos que servirían a las 8 p.m., la cual fue bastante buena y completa.



 Después de la cena y de haber compartido experiencias con nuevos amigos me retiré a mi "dormitorio" (carro de Lili) donde sin muchas dificultades encontré la pocisión mas cómoda para descansar; intenté leer un libro llamado: "El comprador de vidas", pero por la escasés de luz no fui mas allá de la página diez, entonces, como todo buen facebookero, me di a la tarea de urgar y ver las novedades, para mi sorpresa me encontré con muchísimos mensajes de aliento de mis amistades, y mas de los amigos de mis hijos que a decir verdad me conmovieron y solo lograron reforzar mi voluntad para enfrentar lo que se venía al día siguiente... recorrer 66 kilómetros.
Después de haber descansado algo así como cinco horas, me di a la tarea de prepararme. Había gran algarabía, gente llegando, ciclistas, corredores y sus familiares, etc. Todos nos sentimos con muy buen ánimo para enfrentar el reto que teníamos por delante. 



 Exactamente a las 5:40 a.m. se dio la salida. No tengo palabras para describir el regocijo y la emoción que sentí al dar mis primeros pasos; fui el último en cruzar el arco y al hacerlo dije en voz baja: "No se cuanto tiempo me lleve esto, pero por aquí cruzaré de regreso".
Amanecía, ya no era necesaria la linterna, la mañana era fresca y sin viento, muy buen clima para correr diría yo. El primer km. fue una pequeña y arenosa bajada. Lo primero que vino a mi mente fue ese día (del 2010), en que mi hijo me sacó de mi sedentarismo, invitándome a que lo acompañara a la playa, a correr; en ese entonces se me hacía pesadísimo el poner un pie delante del otro sobre la arena, pera ésta vez lo que sentí fue una delicia, un verdadero placer. Al poco rato, salimos a campo abierto, era un inmenso llano pero con clima fresco, oxígeno puro y un amanecer de ensueño hecho realidad. 



 Los primeros kms. fuimos acompañados por gran cantidad de ciclistas voluntarios de apoyo, hoy que esto escribo, no quiero dejar de agradecer esas preguntas que te hacen ellos al acercarse:
- ¿Todo bien?, ¿como se siente?... como extrañaría esa compañía en los últimos 20 kms., pero bueno, así es, de lo bueno poco.
Mi ritmo para correr es lento, pero aun así alcancé a algunos corredores, siempre con el gusto de saludarlos y pensar al dejarlos: "al rato ellos me rebasan, se están administrando muy bien".
Ya en el km.16 no miraba a mas corredores delante de mi, pero como a cien metros a mi izquierda vi a un grupo de ciclistas, del cual uno de ellos cambió su rumbo hacia mi, para decirme que el camino era precisamente por el que iban ellos, con razón no había notado que el primer abastecimiento estubo cinco kms. atrás. 

 Hasta el km.22 el clima era aun fresco, me detuve un momento para rellenar mi botella, y tomarme una foto con gente agradable, a la vez aproveché para comerme una barrita de granola como desayuno. Continué mi camino. Ya para el km.26 empecé a toparme de frente con los maestros que ya venían, con los grandes atletas que ellos son... finalmente llegué a la mitad del recorrido, donde el señor Barrera nos recibía con muy buena vibra a todos. Aproveché de nuevo para rellenar mi botella e intercambiar algunos comentarios con el, de lo importante que es este evento para nuestro estado (Baja California), hicimos un pequeño video para luego despedirme y proseguir mi camino.
Quienes me conocen saben que tengo problemas de audición, por eso le pido una disculpa a la persona que me acompañó durante unos dos kms. y me venía platicando muchas cosas que no logré entender, de lo que si estoy seguro, es de que se fue con muy buen ánimo.

Acompañado del señor Juan José Barrera en la mitad del recorrido.

 A partir del km.41 comencé a resentir el esfuerzo hasta entonces realizado, pero me medía y me decía: "me queda como un 80% de energía, solo he consumido un 20% y ya avancé dos tercios, entonces voy muy bien! Animo, carajo si se puede!".
En el siguiente punto de apoyo, en el km.44 ya no había personas, pero por fortuna había botellas de agua fría, lo cual consideré como una bendición, porque para esa hora el calor ya empezaba a hacer estragos en mi; dos botellas me refrescaron, miré como salía vapor de mi cuerpo, "Bendito Dios, gracias Dios!... en esa soledad nadie me observaba, podía alzar mis brazos libremente y gritar "gracias Dios Padre!". 
Seguí mi camino. Un pequeño piquetito en la pantorrilla me advertía la posibilidad de calambre, entonces bajé el ritmo considerablemente. Ya estaba solo en ese inmenso mar de tierra-arena.
Fue a la altura del km.55 cuando vi a lo lejos una nube de polvo que se aproximaba a mi, era un jeep, "Ah caray, ¿será la migra?" (reí dentro de mi), fue en ese preciso momento que pisé un vado y sentí dolor en una rodilla... uno del jeep me gritó:
- "Este no es el camino, ya se desvió algo, ¿se siente bien?, súbase!".
Me ayudaron a subir y se fueron en sentido contrario al que yo iba; me dijeron que tenían que ver si nadie mas andaba perdido. Veinte minutos habían transcurrido, creí que ya todo había terminado para mi, me preguntaba ¿por que?. Me sentía muy triste, desalentado, fracasado. ¿Acaso me estaban descalificando por equivocar la ruta?.



- "Este es el camino correcto y la distancia que le falta son once kms... ¿como está su rodilla?,  ¿quiere seguir?"- me preguntaron. 
Si por supuesto que si!, gracias amigos!. Nuevamente mi gratitud a Dios por darme la oportunidad de continuar. Mis piernas se habían enfriado, entumido, y lo de la rodilla era soportable pero no me quise arriesgar, caminé durante cuarenta minutos. Ya la esperanza de terminar en el tiempo propuesto de 8 y media horas había quedado muy atrás. A lo lejos, se veían ya los autos pasar por la carretera; a mis lados el mismo panorama desértico y desolador. Hacía mas calor, mis labios estaban resecos, la poca agua de mi mochila estaba caliente... finalmente llegué al último punto de apoyo, donde una señora salió a mi paso con una botella de agua y una naranja, le agradecí con el corazón  su gran gesto y me dijo:
- "Ya le falta poco señor, siga por este camino, son como tres kms. y  va a mirar unas carpas".
Me dio muchísimo gusto, ya solo restaban tres kms. a trotar con lo que me quedaba. Seguí el camino señalado y a la distancia, a mi costado derecho ya veía las carpas y el arco de la meta, yo seguía por el camino, pensando que tendría que hacer como una especie de curva para arribar a la meta. De nuevo a mi paso salió un jeep y en el toda una familia, para señalarme el camino correcto; lo seguí como si fuera mi tabla de salvación, pues calculo haberme pasado de largo como un kilómetro.
Finalmente, llegué justo a la hora de premiación. Estaban todos los campeones, los vi en la meta, yo a la distancia los veía, aplaudían hacia una pequeña valla. En realidad era que me felicitaban, oía y no comprendía... Es esa sensación de cuando logras algo increíble... Gracias!!.  







Narrado por: Luis Morúa.
Transcrito y editado por: Héctor Buelna M.




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