Correr sólo con tu alma y pensamientos es una idea que puede resultar aburrida y nada divertida para la mayoría de los no corredores. Pero para los que ya estamos metidos en nuestro sano vicio del correr, nos resulta no solo una actividad necesaria, que el mismo cuerpo ya pide sino en una forma de vida, de relajación y hasta meditación.
Mucho se ha dicho de que correr no solamente te mantiene en forma, sino que además te hace sentir libre, sano, fuerte, feliz, etc.
Reconozco que no es lo más divertido del mundo, pero la sensación de logro y de poder que puedes llegar a sentir se traduce en una gran satisfacción cuando llegas a tu meta.
Mucho se ha dicho de que correr no solamente te mantiene en forma, sino que además te hace sentir libre, sano, fuerte, feliz, etc.
Cada paso, si lo permites te puede llevar a conocer senderos nuevos, caminos que nunca imaginaste que conocerías y sobre todo si lo haces fuera de la ciudad donde vives.
Si corres en solitario organizas tus pensamientos, repasas el día o planeas lo que quieres hacer, si estuviste estresado por la razón que sea, eso queda atrás, olvidas lo negativo y te llenas de optimismo... te relajas.
Claro que no tienes que correr solo todo el tiempo; en pareja o en grupo puede resultar entretenido y beneficioso en muchos aspectos (aunque ése ya sería otro tema a tratar).
En lo personal admito que se requiere de fuerza de voluntad si quiero correr mas de 15, 20 ó 30 kilómetros en una sesión. Si no tienes la fortaleza mental para ir por más distancia la adquieres, aunque para ésto claro está, el aumento del kilometraje es progresivo.
Cuando ya obtuviste la condición física para recorrer largos trotes, el camino no cansa y si te cansas no lo sientes como tal, se convierte tu experiencia si lo deseas más que en un viaje... en un paseo.
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