Recuerdo aquellas vacaciones del 2003 en Acapulco, era sudar y sudar todo el día, y a pesar de eso fue la primera vez que me dio por correr estando fuera de mi ciudad de Tijuana.
Siempre acostumbro a correr vaya a donde vaya, y no importa como esté el clima, lo hago por gusto y para conocer más de cerca la ciudad que esté visitando. En éste caso, la humedad y el calor volvieron interesante la experiencia en Puerto Vallarta, la semana pasada. No fui por alguna carrera, como cuando uno viaja por estar inscrito a un maratón o un medio, no, simplemente por vacacionar, pero uno no deja los tenis y ropa deportiva en casa, se nos puede olvidar cualquier otra cosa, menos eso.
─La noche del domingo (día 20 de agosto) troté a paso de 6:48' por km 4 kms. Apenas aguanté ese paso, pues me resultó asfixiante el clima. El nivel de humedad en el aire era enorme, que ni siendo de noche se había disminuído. Me sentí un visitante medio zafado del cerebro, pues era el único realizando esa actividad, e iba evadiendo a los locatarios de las tiendas y a otros turistas por las banquetas.
A la mañana siguiente (día 21), ya un poco aclimatado, conseguí 5 kms a ritmo de 5:44'. Fue correr hacia el malecón y en parte por el viejo Vallarta. Tuve la fortuna de que nuestro hotel quedaba justo enfrente de un centro deportivo, y un gran óvalo ya no tan rojo sino ennegrecido por la brisa, las lluvias y el sol lucía desgastado a la distancia.
─El día 23, amaneció lloviendo fuertemente. Corrí cerca de 1.5 kms entre charcos y agua fresca que escurría de los tejados y techos de las casas y tiendas. Luego, aunque se me mojara el celular y Strava amenazara con fallar me iría a hacer velocidad al tartán, de hecho batallé en acertar los botones en la pantalla pues con la mojada, el cel se volvió muy sensible al tacto.
Era el único loco corriendo en el centro deportivo y la pista era para mi solito, e hice un 10 x 400, donde mi mejor vuelta la hice en 1:31' (lento para mi). Fue increíble correr con lluvia fuerte, temiendo cayera un rayo; así que completé apenas un total de 6 kms. que no es la gran cosa, pero había que reservar energía para otras actividades. Casi al terminar, habían llegado otros dos corredores, que quizá al verme desde las ventanas de sus casas se animaron a desentumirse.
─Día 24, un descanso activo de 3 kms. y digo descanso porque aunque no corrí mucho, si caminamos bastante.
─El mejor día (25 de agosto), y muy agradable, por cierto, fue mi despedida del lugar, recorriendo el malecón, sudando a gusto, con ya cierta soltura en las piernas y mis pulmones acostumbrados a la humedad. Mi paso promedio fue de 5:38' en unos 5.5 kms. sobre adoquines y calles empedradas, entre almendras maduras que caen al suelo y ni las aves comen de tantas que hay... entre el aroma del mar que regalaba al fin un viento fresco, vivificante.
No tuve quien me tomara fotos corriendo (por eso las selfies al final de cada ejercicio). Lástima, en pista y con lluvia me hubiera traído un gran recuerdo, pero al menos sí hay muchos otros momentos que uno siempre procura fotografiar mentalmente y que se guardan para siempre en la memoria.
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